lunes, 10 de abril de 2017

Los pequeños y su sentido del humor


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Los pequeños y su sentido del humor

            Porque creemos en un aprendizaje que puede ir de la mano de la risa y el buen humor, no cesamos en nuestro intento porque las más pequeñas y los más pequeños de la casa disfruten de la risa como podría disfrutar del aprendizaje y de nuevos descubrimientos a través de los cinco sentidos.
            Y es que saber reírse, dotarse de un gran sentido del humor, así como aprovecharse de los placeres y del bienestar que provoca la risa a nivel anímico e intelectual, es lo que nos gusta a la hora de fomentar en los/as pequeños/as la sensación de bienestar y el disfrute en lo que hacemos. Con todo ello, hemos podido encontrar un artículo descubierto estos días acerca de la risa del/la menor y sus propiedades.
            En su artículo, el periódico digital La Vanguardia ha querido retratar los estudios de varios expertos e investigados en infancia, neurología, y el humor.
Louis Franzini, autor del libro ¡Niños que se ríen! Cómo desarrollar el sentido del humor de su hijo (Norma), profesor de la Universidad de San Diego (EE.UU.), ha dedicado más de 25 años en estudiar el humor. Según él, es una habilidad totalmente aprendida. “Si fuera verdad que venimos con un sentido de humor de fábrica, entonces sería inútil tratar de mejorarlo o de desarrollarlo”. Caspar Addyman, investigador de del Centro para el cerebro y el desarrollo cognitivo de la Universidad de Londres es uno de los máximos expertos en el tema de la ciencia de la risa infantil. “No sabemos cuándo se desarrolla el sentido del humor. La mayoría empieza a reírse a los dos o tres meses. Una minoría significativa incluso después de los diez meses. Es un misterio. Una cosa es cierta: los bebés aprenden a reír mucho antes que caminar o comunicar de otras maneras”.
En su intento por explicar el origen de la risa, los fenómenos que la provocan y la repercusión que tiene en las/os pequeñas/os, el artículo trata de acercarnos hacia su proceso y cómo siendo un aprendizaje, no como algo innato en el ser humano, clasifica ese aprendizaje es fases y según conductas sociales “el humor sería un largo aprendizaje que va por fases. Hasta los cuatro o seis meses los bebés se ríen cuando se les hacen cosquillas.
“Luego, poco a poco van asumiendo un papel más activo, [primero] copiando [a] los padres. Este fenómeno se debe al efecto de imitación ya que en este período los bebés están pendientes de todas las reacciones emocionales [buscando] la aceptación social, [a lo que] llaman “humor pro social”, […] es una forma de acercarse al otro”.
Es en esa intención de socialización y de creación de su personalidad donde el humor puede tener un papel fundamental, dice La Vanguardia:
“a los 12 meses, los bebés ya parecen tener ya suficiente experiencia vital para tomar sus propias decisiones, al menos respecto al humor, sobre lo que es divertido y lo que no”. A partir de ahí, empiezan su propio camino, siguiendo unos patrones evolutivos comunes a todos los niños. Desde que tiene el año, empieza a hacer el payaso, con gestos físicos. Hasta los tres cuatro años, no domina totalmente la lengua. Por ello, su humor en este tiempo esencialmente gestual: contorsiones, movimientos exagerados del cuerpo. Pero ya tiene cierto discernimiento… Según Meredith Gattis, psicóloga de la Universidad de Cardiff, “la edad crítica para entender el humor se alcanza a los dos años. Empiezan a comprender cuando uno hace algo equivocado con la intención de hacer reír”.
Pero son las edades comprendidas entre 6 y los 9 años los que parece que el humor va cobrando un cierto cáliz con el rompimiento de las normas, con el salir de los estereotipos impuestos y las directrices autoritarias las que provocan la risa y lo gracioso de las experiencias.
“Con la entrada en primaria, con la asunción de las primeras reglas, es precisamente la violación de las mismas la que le provoca una gran diversión. Addyman cuenta: “El humor es una forma de establecer vínculos con su nuevo mundo escolar y de consagrar, de alguna manera, su salida del hogar familiar”. En este período los niños se ríen entre ellos de las mismas cosas: para ellos significa que pertenecen al mismo grupo social. Mientras van creciendo, […] incorporan elementos de sofisticación. “Por lo general, el humor de juegos de palabra se desarrolla muy lentamente. Hasta los cinco o seis años los niños no entienden realmente el concepto. Cuando son pequeños, sus chistes son surrealistas, sin congruencia. Ni siquiera siguen las lógicas intrínsecas del chiste”, indica”.
Llevando lo peculiar del artículo a la temática y el enfoque que desde nuestra empresa queremos dar al aprendizaje y a la cultura, el propio artículo recalca la importancia de provocar un humor inteligente, y sano, pero sobre, a la altura y madurez del mejor con la intensión de que no cesen en su risa y en contemplar el buen humor en todo momento. Como cita La Vanguardia a Addyman:
 “Una buena actuación de un cómico está hecha un 20% por chistes y doble sentidos y el 80% por carisma y conexión con la audiencia”, dice Addyman. “Los cómicos en el escenario se ganan el público con su charme, cuando nos invitan a compartir con ellos la visión del mundo que nos tienen preparadas. Los niños hacen lo mismo. Les sale natural. Nosotros con nuestro amor somos una audiencia receptiva a sus payadas. Además ellos son excelentes observadores. Para ellos el día es una serie de momentos de sorpresa, de descubrimiento y tienen la capacidad de sorprenderse. Disfrutan de ello. Y, así, ¡se ríen! Los pequeños son capaces de reírse sólo porque están de buen humor. “
Con todo ello, nos encontramos en la tesitura de concebir el humor como algo que se puede educar, y cómo no, en sus efectos positivos para el/la pequeño/a. todos/as sabemos que a medida que van introduciéndose en el mundo de los adultos y en las relaciones con éstos, muchos son los que pierden ese sentido del humor espontáneo,
 “Primero se empieza a jugar, luego se va al cole. Momento clave: a partir de este día, abandonan la anarquía y se empieza a imponerles un control de sus actos a muchos niveles. A controlar sus emociones positivas y negativas. Se nos enseña a no reírse de las personas, de que la vida es seria, de que si ríes no puedes trabajar o estudiar, de que el políticamente correcto no permite demasiado la broma, de que los hombres de negocios nunca se ríen… y muchos otros mitos que al final acaban suprimiendo la risa en los adultos […]”

 Jerónima González Herrera


Referencias bibliográficas:
PIERGIORGIO M. S. (04 de abril de 2017). Las etapas del humor infantil. La Vanguardia. Recuperado de: http://www.lavanguardia.com/estilos-de-vida/20140404/54405407198/las-etapas-del-humor-infantil.html















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